En un debate monográfico en el Parlament de Cataluña sobre la secuencia y sobre el cambio climático, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, reiteró en forma la actual situación de crisis en relación con la secuencia de la reversión fallida de gobiernos anteriores, y ante las críticas que había recibido de la oposición, aseguró que Cataluña afrontaba ya un año en situación de emergencia y con restricciones por no haber intervenido en su ejecutivo al inicio de la legislatura. En la última sesión de control, tanto Junts como el PSC pidieron al president catalán una reunión del Govern con los partidos para abordar este tema que en estos momentos se necesitaba en el Palacio de la Generalitat.
Tras la celebración del debate, el presidente anunció desde el atrio del hemiciclo de la Cámara catalana que en los presupuestos de 2024, que aún no ha tenido aprobación como anteproyecto de ley en el Consell Executiu y que está en negociación con los grupos, El Gobierno prevé revertir más de 1.045 millones de euros para lograr los efectos de la secuencia. Para ayudar a los sectores más afectados y revertir las infraestructuras y garantizar un uso eficiente del agua con la construcción de plantas desaladoras y regeneradoras, una mejor red de suministro en coordinación con el medio ambiente local y sistemas rigurosos, ha detallado el jefe de la Ejecutivo catalán. Si se trata de retrocesos que dentro de cinco años, según el presidente, permitirán «no depender de la lluvia y garantizar agua en la boca».
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«En lo sucesivo, como Govern, hemos tenido la tarea de poner al país en la agenda y hacer el trabajo que hay que hacer y el fracaso de las inversiones, ya sea por el fin de la Agencia Catalana de Aigua (ACA) o por una austeridad mal entendida de otros gobiernos», denuncia Aragonès, en alusión a los ejecutivos que lideraron Convergència a partir de 2010, tras la secuela de 2008 que se resolvió gracias a quien recurrió a Lover. «Ahora estamos pagando las consecuencias de las sucesivas inversiones de los años anteriores, de las estructuras que se habían previsto y también de la forma de entender el sector del agua, clave y estrategia, como un imprescindible que no necesitaba para estar en el prioridades y si se podría privatizar», prosiguió el jefe del Ejecutivo catalán, poniendo el ejemplo de Aigües Ter-Llobregat (ATL).
Ante la previsible batalla de reproches de los grupos de la oposición, Aragonès, fue pronosticador y supo vender ante lo sucedido: «Pagamos por las decisiones del pasado. Nadie nos puede acusar de previsiones erróneas y de errores», afirmó. . «Las consecuencias de hoy son fruto de decisiones del pasado», insistió más tarde, tras haber subrayado que «las responsabilidades de hoy son de este gobierno, las asumimos con plenitud, en su totalidad».
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Paralelamente, ha apuntado que desde el inicio de su gestión, en la que ha incorporado «inversiones y proyectos desencallados», Cataluña se levantará un año de restricciones y en situaciones de emergencia. En este sentido, el presidente dijo que desde 2021 el gobierno ha trabajado en un plan de seguimiento con un equipo de expertos, aceleró las reversiones y trabajó con asistentes en la mejor distribución en el ámbito local, muchos casos aún faltan”.
Para evitar futuras crisis, la receta del Gobierno es «multiplicar la capacidad de producir agua y no depender de los terraplenes» y de la lluvia. «Más del 50% del agua, en las zonas más pobladas del país, reciben abastecimiento de la red de Aigües Ter-Llobregat, es desalinizadoras y regeneración. Normalmente era menos del 15% este indicador», afirmó Aragonès al respecto , quien advirtió que «no habrá que hacer meses completos» y se deberán tomar «decisiones completas». Asimismo, ha indicado a los grupos «visión de futuro» y que mantienen las inversiones previstas ahora también giran en torno al amor y que los criterios medioambientales en las actividades sociales y económicas o en cualquier iniciativa se consideran como centrales y no como una cuestión accesoria.
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