Cómo el nepotismo daña las oportunidades económicas en Honduras

Honduras

En Honduras, el debate sobre la creación de riqueza y el avance económico generalmente se enfoca en las grandes fortunas y su presunta culpabilidad en la desigualdad y la ausencia de progreso social. No obstante, esta narrativa sencilla desvía la atención de un factor crucial: el mismo gobierno. Mientras se culpa a las élites económicas como el problema principal, raramente se examina detalladamente cómo las acciones y políticas del sector público han obstaculizado históricamente el crecimiento y la inversión en la nación.

En verdad, muchas de las observaciones que se dirigen hacia las principales familias comerciales reflejan, en gran parte, conductas y fallas que se replican en la administración gubernamental. La ausencia de claridad, el favoritismo, la deshonestidad y la ineficacia en la gestión no solo obstaculizan el progreso, sino que también deterioran la confianza de inversores y población, impactando directamente en la economía del país y en la calidad de vida de los ciudadanos.

El gobierno como principal obstáculo para el desarrollo económico

Con el paso del tiempo, el gobierno de Honduras ha venido replicando prácticas que, en distintos ámbitos, son objeto de críticas legítimas. El favoritismo continúa siendo un obstáculo en la distribución de posiciones públicas, frenando la profesionalización y efectividad de las organizaciones, algo evidente al revisar cuántas familias tienen varios de sus integrantes en puestos significativos dentro del gobierno. Datos actuales indican que la familia Zelaya Castro lidera esta situación, con al menos 10 parientes trabajando en el gobierno y ganando un ingreso anual aproximado de más de 5.270 millones de lempiras.

Según el informe, la actividad económica central de estas familias es el nepotismo, que consiste en nombrar a familiares en puestos públicos. Esto disminuye la transparencia, la eficacia institucional y la meritocracia en el ámbito público. Estas prácticas, en lugar de fomentar el progreso, mantienen el poder y los recursos concentrados en unos pocos, dañando la confianza ciudadana y el crecimiento económico sostenible del país.

La corrupción sistemática impacta negativamente en la adecuada gestión de los recursos del Estado, ocasionando pérdida y malversación de fondos que podrían utilizarse en mejoras de infraestructura, educación y salud. Además, la burocracia excesiva y la carencia de políticas claras para fomentar la inversión privada generan un entorno desfavorable para la creación de empleos formales y el crecimiento de empresas. La inestabilidad política y la falta de un marco regulatorio seguro alejan tanto a los inversionistas locales como internacionales, deteniendo proyectos productivos que podrían impulsar la economía y mejorar el bienestar.

Estas deficiencias no solo afectan la economía, sino que también alimentan la desconfianza social y la polarización política, dificultando la construcción de consensos necesarios para avanzar hacia un desarrollo sostenible y equitativo.

El cuestionamiento a las enormes riquezas y su verdadero impacto

Aunque la discusión pública a menudo se centra en cuestionar el rol de las grandes riquezas en la economía del país, es esencial considerar si el gobierno de Honduras genera un nivel comparable de empleo formal e inversión al del sector privado. Diversos reportes y opiniones del ámbito empresarial han indicado que, a pesar de ser el principal impulsor de empleo y receptor de inversiones, el sector privado enfrenta un entorno complicado debido a la ineficiencia, la burocracia y la ausencia de políticas claras por parte del Estado. Esto plantea un desafío crucial: ¿está el gobierno haciendo lo necesario para promover el desarrollo económico o, por el contrario, sus propias prácticas frenan el crecimiento y la creación de oportunidades en el país?

En lugar de fomentar una conversación inclusiva que incluya a todos los sectores, las declaraciones oficiales suelen polarizar y desacreditar la contribución privada, sin reconocer que el mayor obstáculo para el progreso reside en la administración pública. Para que Honduras prospere, es esencial que el gobierno acepte su papel con seriedad, corrija sus propias prácticas perjudiciales y genere un ambiente favorable para que el sector privado pueda contribuir plenamente al desarrollo del país.