El impulso olímpico anima al squash español

El impulso olímpico anima al squash español

El squash llegó a ser uno de los deportes de moda en España a finales del siglo pasado. Alcanzó una enorme popularidad, entre otras cosas, al conocerse que el actual Rey Emérito era un gran aficionado. El anterior monarca jugaba con Manolo Santana, que comenzó a practicarlo al dejar el tenis.

En su momento de mayor impulso se crearon centenares de pistas en las principales ciudades y fue utilizado por muchos ejecutivos agresivos como vía de escape después de una estresante jornada laboral. Los partidos del Open Internacional de España, donde brillaban los pakistaníes Jahangir y Jansher Khan, tenían un seguimiento masivo.

Luego, al contrario de lo que ocurría en el resto del planeta, perdió su influencia entre los aficionados españoles a la raqueta en favor del pádel, cuyo crecimiento ha sido incluso más arrollador. Ahora, el squash sueña con una nueva era de esplendor tras ser propuesto para el programa olímpico de los Juegos de Los Ángeles 2028. Será uno de los cinco deportes que entren en esa cita junto al béisbol-sófbol, lacrosse, cricket y flag football, una oportunidad de oro para obtener visibilidad, ingresos y nuevos jugadores. «Lo primero que me sale decir es por fin», cuenta a ABC Pablo del Río, presidente de la Federación Española de squash. «Me consta que nos hemos quedado a las puertas en varias ocasiones y tenemos que celebrar que se haya hecho realidad».

El squash, que llegó a tener más de 10.000 personas federadas en 1988, sobrevive ahora en España con menos de 2.000 licencias. Aún así, su salud no es mala. «Ahora mismo hay unos veinte jugadores en el circuito internacional, entre chicos y chicas», relata Borja Golán, actual seleccionador nacional y considerado el mejor jugador español de squash de todos los tiempos. Es doble campeón de Europa y llegó a ser la quinta raqueta del ranking mundial en 2014. «Hay bastante potencial y espero que esta noticia sirva de empujón, porque no todos esos jugadores viven de esto. Muchos siguen estudiando y otros lo compaginan dando clases. Profesionales puede haber siete u ocho, aunque cuando yo empecé éramos la mitad».


Borja Golán, mejor jugador español de la historia y actual seleccionador nacional


RFES

Por ranking, el mejor español es el barcelonés Iker Pajares (27 años, número 21), que suma diez títulos en el circuito. Los también catalanes Bernat Jaume (28 años) y Edmon López (27 años) y el tinerfeño Iván Pérez (23 años) también están en el top 100. En chicas lideran la murciana Cristina Gómez (25 años) y la viguesa Marta Domínguez (22 años), ambas entre las sesenta mejores del mundo. Todos ellos estarán aún en edad de poder acudir a los Juegos. «Para esa cita habrá que enfocarse en dos aspectos -reflexiona Golán-. Uno sería el trabajo con los juniors por si el squash se mantiene en las siguientes citas olímpicas. Y luego incidir en los jugadores que tenemos ahora, en el presente. Sabemos que son todos jugadores que de aquí a cinco años van a seguir haciendo buenos resultados».

«La pena es que es probable que entremos y salgamos», lamenta el presidente de la Federación desde Santiago de Compostela, donde este fin de semana se celebra la Copa de España. «Yo no cuento con que sea algo definitivo. Ojalá, pero la realidad es la que es. Por eso tenemos que aprovechar este impulso mediático y de visibilidad para atraer más patrocinadores y lograr que los jugadores seleccionables tengan más oportunidades en la alta competición».

La competencia es alta, porque el squash es un deporte que sigue creciendo en los cinco continentes. El dominio ahora es Egipto, que tiene a una decena de jugadores en el top ten mundial tanto en categoría masculina como femenina, así como a los actuales líderes de los rankings: Ali Farag y Nour El Sherbini. «Llevan tiempo siendo la primera potencia, pero ahora están emergiendo muy fuerte los jugadores sudamericanos. El número dos mundial es peruano. Luego, el crecimiento del squash femenino en Estados Unidos es enorme. Inglaterra, que es la cuna de este deporte, sigue fuerte… Hay muchos europeos, asiáticos… Es un deporte global».


Cristina Gómez, jugadora de la selección española


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«Media hora de squash equivale a dos horas de tenis, cuatro de footing o toda una agotadora jornada de golf», publicaba ABC en marzo de 1982 al hablar de este deporte en un amplio reportaje en el que exploraba sus virtudes y lo definía como un juego entre el gato y el ratón: «El jugador más fuerte debe hacer correr continuamente al más débil, al peor preparado». «Hace tiempo la revista ‘Forbes’ catalogó al squash como el deporte más sano que existía», revela Pablo del Río. «Eso es mucho decir hoy en día, pero sí que es un deporte muy completo, y también de mucha cabeza. Le llaman el ajedrez en movimiento. La estrategia es muy importante».

«Es uno de los deportes que más calorías quema por hora», coincide Borja Golán. «Sobre todo porque se juega un 60 % del tiempo total en la pista. En tenis, por ejemplo, es un 15 %. Es un deporte que engancha. En los últimos años se ha adaptado para hacerlo más rápido y espectacular. Se ha bajado la chapa, se ha cambiado el tanteo… Hay que jugarlo para apreciarlo».