Jenni Hermoso sentencia a Rubiales: «Debe haber medidas ejemplares»

Jenni Hermoso sentencia a Rubiales: «Debe haber medidas ejemplares»

El caso Rubiales ha adquirido una dimensión tan amplia en los últimos días que, a Jenni Hermoso, jugadora de la selección española de fútbol que fue besada por el presidente de la RFEF tras la final del Mundial, no le ha quedado más remedio que emitir un mensaje claro respecto a la polémica.

Hasta la fecha, la futbolista del Pachuca mexicano había mantenido una posición distante hacia el comportamiento de Rubiales. «No me ha gustado», fue lo que aseguró la jugadora en un directo en sus redes sociales tras la conquista del título, su única manifestación sobre el asunto pues, como desveló el martes ‘Relevo’, las posteriores declaraciones de la delantera excusando a Rubiales (a través de un comunicado) fueron redactadas y publicadas por la Federación sin su consentimiento. Pero el silencio se rompió a última hora de la tarde de ayer de manera brusca.

Hermoso emitió un comunicado a través de su agencia de representación (TMJ) y el sindicato de jugadoras Futpro en el que cargó contra Rubiales y su actitud en Sídney. «Mi sindicato Futpro, en coordinación con mi agencia TMJ, se están encargando de defender mis intereses y ser los interlocutores sobre este asunto», aseguró la máxima goleadora de la historia de la selección española.

El mensaje fue claro. La jugadora insta a la Real Federación Española de Fútbol a adoptar «los protocolos necesarios, que vele por los derechos de nuestras jugadoras y que adopte medidas ejemplares». Además, hace un llamamiento al Consejo Superior de Deportes (CSD) para que «apoye y promueva activamente la prevención e intervención ante el acoso o abuso sexual, el machismo y el sexismo».

El TAD entra en juego

Especialmente importante esta última parte del comunicado, pues el CSD esperaba una manifestación de Hermoso para comenzar a actuar en el caso Rubiales. El organismo es el encargado de trasladar las denuncias al TAD (Tribunal Administrativo del Deporte), uno de los entes que podría inhabilitar a Rubiales, y, tras las palabras de Hermoso a través de sus representantes, la mecha puede prender ya en cualquier momento. De hecho, ya hay cuatro denuncias contra él por el beso en los labios que le dio a la jugadora.

Una de Miguel Galán, presidente de Cenafe, por agresión sexual; otra del exárbitro Xavier Estrada Fernández, por violencia sexual; otra de la formación política Sumar, con Yolanda Diaz a la cabeza, que emitió un comunicado asegurando que el beso de Rubiales a Hermoso «podría ser considerado como un acto «de agresión sexual»; y una cuarta, la anunciada ayer por la Liga Profesional de Fútbol Femenino.

Rubiales sigue su plan

Se le acaban los senderos para huir a Rubiales, cada vez más acorralado, sobre todo después de que la última pieza del puzle, la jugadora afectada, acabase de decantar la balanza sobre el juicio público al que está siendo sometido el andaluz. Sin embargo, el presidente de la RFEF, salvo cambio de planes tras el movimiento de Jenni Hermoso, seguirá con su hoja de ruta y mañana comparecerá en una asamblea extraordinaria de la Federación donde, presumiblemente, matizará y ampliará sus disculpas por lo sucedido en Australia.

Allí contará con el apoyo de los estamentos del fútbol español y de las Federaciones Territoriales, que el martes ya mantuvieron una reunión secreta y telemática aunque filtrada rápidamente por la cadena ‘Ser’. En ella, pese a mostrar su rechazo al beso a Hermoso y al gesto obsceno de Rubiales en el palco del Accor Stadium (se agarró la entrepierna delante de varias personalidades, como la Reina Letizia), consideraron que la dimisión del presidente no era una solución óptima.

La presión es máxima, porque no hay ni un estamento público que no haya zarandeado a Rubiales, desde la clase política (Pedro Sánchez, Cuca Gamarra, Miquel Iceta) hasta su zona de confort (el Ayuntamiento de Motril, su ciudad natal, anunció ayer que debatirá en su próximo pleno si retirarle la Medalla de Oro de la localidad). Lo que empezó con una alegría inmensa para todo un país ha acabado en un tsunami para el fútbol español.