Mohamed Katir y Ouassim Oumaiz son los encargados de poner el cierre a la participación española en los Mundiales de Budapest en la final de los 5.000 metros, a la que se presentan con objetivos bien distintos. Mientras Oumaiz (24 años, Nerja) se puede dar por satisfecho por su sola presencia en la final, Katir parte entre el ramillete de favoritos a luchar por las medallas.
Después de fallar en el 1.500, donde se quedó en semifinales, y de pasar el duelo de ese inesperado golpe, el murciano reapareció con fuerza en la semifinal de los cinco kilómetros, en donde se impuso por delante de Jakob Ingebrigtsen y soltó la rabia acumulada en los días que pasaron entre ambas carreras.
El noruego, también dolido tras perder el oro en el 1.500 por segundo año consecutivo, vuelve a ser el rival a batir. En su contra juega el hecho de no haber disputado ningún 5.000 a lo largo del verano, salvo el de la semifinal. A su favor, su inmenso talento. En Oregon 2022 firmó una carrera legendaria en el 5.000 para llevarse el oro también después de caer ante Jake Wightman en el 1.500.
Ingebrigtsen no es, ni mucho menos, el único rival peligroso para Katir, que llega como segundo del ranking mundial en la prueba después de batir el récord de Europa el pasado mes de julio (12:45.01). Etiopía saldrá a la final con tres atletas capaces de ganar. Berihu Aregawi, cuarto en el 10.000, parece un paso por encima de Yomif Kejelcha y Hagos Gebrhiwet, ganadores en la Diamond League de Oslo y Mónaco. El poderío africano se completa con el keniata Jacob Krop y el ugandés Oscar Chelimo, plata y bronce en Eugene.
Si la carrera no es excesivamente rápida se abrirán las opciones del guatemalteco Luis Grijalva, el ganador de la segunda semifinal del pasado jueves, o el noruego Narve Gilje Nordas, bronce en el 1.500 y nuevo pupilo de Gjert Ingebrigtsen, el padre del vigente campeón.