“El patriarca coloca dentro de todos los hombres un violador. Sí, no hay exime de culpa a ninguno de ellos. Éste lo reconoce y éste no. Quién trabaja en ello y quién no. Lo bueno es que gracias al movimiento feminista no estamos solas”.
El caso Errejón está volviendo extrañas derivadas, tal como está. La anterior entrada Reproducción en su literalidad la publicó Teresa Rodríguez, filóloga, ex-Podemos y ahora líder de Adelante Andalucía. No es la primera ni será la última que se dice que todos los hombres son poderosos violadores. Ahora bien, para Errejón, ante las terribles violaciones del caso Pelicot y, años atrás, por la brutalidad de La Manada de Pamplona.
Haré frente a quienes firmen este artículo una defensa a muerte de la causa feminista, de la necesidad de romper la impunidad de los agresores (de hecho, el 90%, hombres), de derrotar el silencio y la complicidad que los protegen y clamar solidaridad. con las víctimas. Creo, sin embargo, que el feminismo sólo avanzará con los hombres, no contra ellos.

Nos distanciamos de una persona muy peligrosa si antes nos acusábamos de ser capaces de cometer uno de los crímenes más repugnantes y colectivamente repudiados de la sociedad, como es violar a una mujer. Se puede decir que existe un tipo específico de delito contra la mujer y que la agresión sexual es la peor persona, aunque no sea la única en ella. Que como sociedad presenta un problema grave, estructural e investigado. O que persista un machismo que expulse también sus disfunciones en la vida cotidiana y todo lo necesario para parar los pies. Pero si bien nos volvimos culpables de sacrificar a hombres que nunca habían tenido algo similar, seguimos siendo culpables de violadores y de trivializar la violencia machista.
Ahora estamos comentando este tema con compañeros del sector sociedad, mujeres y hombres. Estamos comprometidos a decir que una mujer no tiene que hacer o dejar de hacer lo que no quiere, que puede iniciar un acto sexual y detenerlo cuando le dé la oportunidad, es una pena que la otra persona tenga la Derecho a continuar con la bravuconería. Concluimos que victimizar a todos los hombres es tan culpable de todas las mujeres. Infractores, hola; calientabraguetasella, otra simplificación.
Fue entonces cuando una compañera dijo perpleja ante el comentario que su hijo había llenado la casa en los últimos años: “Les dice a los niños que todos los hombres son una misericordia”. Hay hombres que han sido retomados por el feminismo porque se sienten acusados y sin filtro. Luego viene Vox y echa el resto.
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