Pedro Sánchez consigue un primer bloque de 178 diputados y la derecha se rompe. Este es el titular principal de lo ocurrido esta mañana en el Congreso de los Diputados. La diputada balear Francina Armengol ha logrado ser elegida presidenta del Congreso en primera votación, superando la mayoría absoluta. Ayer a las nueve de la noche, las cosas, en Madrid, en Barcelona y en Waterloo, aún estaban muy lejos de ese resultado. La candidata del Partido Popular, Cuca Gamarra, sólo ha cosechado 139 votos, los 137 de su partido, más un voto de Unión del Pueblo Navarro y una piadosa aportación de Coalición Canaria, en repliegue táctico después de haber propuesto a Sánchez otra mayoría, en colaboración con el Partido Nacionalista Vasco.
Vox se ha votado a sí mismo porque esta mañana se producido una rotura de fibras en la derecha española. Al tener noticia del acuerdo del PSOE con Junts, la dirección del PP ha comunicado al partido de la extrema derecha que no le cedía un puesto de la Mesa. El bloque de los 171 escaños se rompía. Es una decisión que va a tener consecuencias. Aunque el discurso oficial de los populares siga siendo el mismo, con ese gesto, Núñez Feijóo renuncia políticamente a intentar la investidura, haciendo caso a los dirigentes del PP que desde el primer día le desaconsejaban dar ese paso, para no aparecer como el gran derrotado del verano del 23. Al romper con Vox, Núñez Feijóo ha aceptado hoy que es el perdedor político de las elecciones del 23 de julio, aunque encabece la formación más votada. [El PP mantendrá en los próximos días que tiene derecho a buscar la investidura por ser el partido más votado en las elecciones y argumentará en su favor el apoyo que hoy a tenido de Coalición Canaria].
¿Y ahora qué? Ahora le corresponde al Rey escuchar a la presidenta del Congreso y a los líderes de todos los partidos y después formular un encargo. Pedro Sánchez es el que hoy está más cerca de los números necesarios para la investidura. Que esté cerca, no quiere decir que los tenga. No hay que confundir la votación de hoy, con la votación de investidura, como ya se ha encargado de recordar Carles Puigdemont esta mañana desde Waterloo. Hoy tan solo se ha elegido la Mesa del Congreso. Pero todos sabemos que la votación de hoy tiene un significado va más allá de la formal constitución de una cámara parlamentaria.
Hoy se ha esbozado un camino, que es el de la reintegración de todo el independentismo catalán a la dinámica de la política española, previo un pacto sobre todo referido a la promoción y el reconocimiento institucional de la lengua catalana en el Parlamento español y en el Parlamento Europeo. Eso es lo que ha ocurrido. La formación encabezada por Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat destituido que cruzó la frontera el 30 de octubre del 2017 antes de ser detenido por la Policía, deja de estar en los márgenes del sistema político español. En estos momentos no hay ningún grupo político relevante en España acampado en los márgenes. Este es un dato relevante en la política de este país. Durante largos periodos de su historia, en España siempre ha habido gente proscrita, clandestina y acampada en los márgenes.
Hoy tomamos una curva que deja algo más atrás los acontecimientos de octubre del 2017
Se abre una nueva etapa política. No sabemos cuál será su duración y recorrido, pero hoy tomamos una curva que deja algo más atrás los acontecimientos de octubre del 2017. Hoy quizá también se abre una nueva etapa en la configuración de la derecha española. Quizás en la agenda de Feijóo, hoy muy circunspecto, muy concentrado en sí mismo, sin apenas levantar la mirada en su escaño, se ha producido un cambio: ha renunciado de facto a la investidura, para combatir a Vox en una repetición de elecciones en la región de Murcia.
Apunte final: ¿Se ha roto el consorcio vasco-canario del que hemos hablado estos días, con insistencia? El Partido Nacionalista Vasco ha votado a los candidatos de la izquierda sin obtener un puesto en la Mesa, mientras Coalición Canaria plegaba velas, votando junto con el PP –su aliado local en Canarias-, en vez de abstenerse. No perdamos de vista la enrevesada política canaria en los próximos meses. PNV y CC han actuado cada uno conforme a sus intereses, toda vez que Sánchez ha logrado cerrar un acuerdo con todo el bloque independentista catalán. La aritmética parlamentaria es la que es, el consorcio existe y lo volveremos a ver en el difícil debate de investidura. Próxima estación: investidura.
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