Vladimir Putin eleva la tensión en la guerra de Ucrania ¿Para qué trasladó armas nucleares a Bielorrusia?

En algún momento de este verano, si se puede creer al presidente Vladimir Putin, Rusia trasladó algunas de sus armas nucleares de corto alcance a Bielorrusia, más cerca de Ucrania y a las puertas de la OTAN.

El despliegue declarado de las armas rusas en el territorio de su vecino y leal aliado marca una nueva etapa en el ruido de sables nuclear del Kremlin sobre su invasión de Ucrania y otro intento de disuadir a Occidente de aumentar el apoyo militar a Kiev.

Ni Putin ni su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, dijeron cuántas fueron trasladadas, sólo que las instalaciones de la era soviética en el país fueron preparadas para alojarlas, y que los pilotos bielorrusos y las tripulaciones de misiles fueron entrenados para usarlos.

Estados Unidos y la OTAN no han confirmado el traslado. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, denunció la retórica de Moscú como «peligrosa e imprudente», pero dijo a principios de este mes que la alianza no vio ningún cambio en la postura nuclear de Rusia.




El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, un fiel aliado de Putin. Foto AFP

El armamento nuclear

Aunque algunos expertos dudan de las afirmaciones de Putin y Lukashenko, otros señalan que los servicios de inteligencia occidentales podrían ser incapaces de vigilar esos movimientos.

A principios de este mes, la CNN citó a funcionarios de los servicios de inteligencia estadounidenses que afirmaban no tener motivos para dudar de la afirmación de Putin sobre la entrega del primer lote de armas a Bielorrusia y señalaban que podría ser difícil para Estados Unidos rastrearlas.

A diferencia de los misiles balísticos intercontinentales con ojivas nucleares que pueden destruir ciudades enteras, las armas nucleares tácticas que se utilizan contra las tropas en el campo de batalla pueden tener una potencia tan pequeña como 1 kilotón. La bomba estadounidense de Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial fue de 15 kilotones.

Los dispositivos son compactos: utilizados en bombas, misiles y proyectiles de artillería, pueden transportarse discretamente en un camión o un avión. Aliaksandr Alesin, analista militar independiente afincado en Minsk, afirmó que las armas utilizan contenedores que no emiten radiación y podrían haber sido transportadas por avión hasta Bielorrusia sin que los servicios de inteligencia occidentales las vieran.

Soldados bielorrusos en Minsk, durante un desfile militar. Foto AP


Soldados bielorrusos en Minsk, durante un desfile militar. Foto AP

«Caben fácilmente en un avión de transporte Il-76 normal», dijo Alesin. «Hay decenas de vuelos al día, y es muy difícil rastrear ese vuelo especial. Los estadounidenses podrían no controlarlo».

Bielorrusia tiene 25 instalaciones subterráneas construidas durante la Guerra Fría para misiles nucleares de alcance intermedio que pueden resistir ataques con misiles, dijo Alesin. Sólo cinco o seis de estos depósitos podrían almacenar realmente armas nucleares tácticas, añadió, pero los militares operan en todos ellos para engañar a los servicios de inteligencia occidentales.

Al principio de la guerra, Putin se refirió a su arsenal nuclear prometiendo repetidamente utilizar «todos los medios» necesarios para proteger a Rusia. Últimamente suavizó sus declaraciones, pero un lugarteniente de alto rango sigue insinuando la posibilidad con una facilidad aterradora.

Dimitri Medvédev, jefe adjunto del Consejo de Seguridad de Rusia, que ejerció de presidente sustituto entre 2008 y 2012 porque Putin tenía un mandato limitado, amenaza casi a diario con que Moscú no dudará en utilizar armas nucleares.

En un artículo reciente, Medvédev afirmó que «el apocalipsis no sólo es posible, sino bastante probable», y que la única forma de evitarlo es someterse a las exigencias rusas.

El mundo se enfrenta a una confrontación «mucho peor que durante la crisis de los misiles cubanos, porque nuestros enemigos decidieron derrotar realmente a Rusia, la mayor potencia nuclear», escribió.

Muchos observadores occidentales lo califican de fanfarronería.

Putin parece haber rebajado su retórica nuclear tras recibir señales de China en ese sentido, dijo Keir Giles, experto en Rusia de Chatham House.

«El evidente disgusto chino tuvo su efecto y puede haber ido acompañado de mensajes privados a Rusia», dijo Giles a The Associated Press.

La doctrina rusa

La doctrina de defensa de Moscú prevé una respuesta nuclear a un ataque atómico o incluso a un ataque con armas convencionales que «amenace la existencia misma del estado ruso». Esa amplia redacción llevó a algunos expertos rusos a instar al Kremlin a que explique esas condiciones con más detalle y obligue a Occidente a tomarse las advertencias más en serio.

«La posibilidad de utilizar armas nucleares en el conflicto actual no debe ocultarse», dijo Dmitry Trenin, que dirigió el Centro Carnegie de Moscú durante 14 años antes de incorporarse al Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de Moscú, financiado por el Estado.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin. Foto AP


El presidente de Rusia, Vladimir Putin. Foto AP

«Su perspectiva real, no teórica, debería crear estímulos para detener la escalada de la guerra y, en última instancia, sentar las bases de un equilibrio estratégico en Europa que fuera aceptable para nosotros», escribió recientemente”.

La creencia occidental de que Putin va de fanfarrón con el uso de armas nucleares «es un engaño extremadamente peligroso», dijo Trenin.

Sergei Karaganov, experto ruso en asuntos exteriores que asesora al Consejo de Seguridad de Putin, dijo que Moscú debe hacer sus amenazas nucleares más específicas con el fin de «romper la voluntad de Occidente» y obligarlo a dejar de apoyar a Ucrania en su intento de recuperar las zonas controladas por Rusia en una contraofensiva demoledora.

«Es necesario restaurar el miedo a la escalada nuclear; de lo contrario, la humanidad está condenada», afirmó, sugiriendo a Rusia que establezca una «escalera» de acciones aceleradas.

El despliegue de armas nucleares en Bielorrusia sería el primer paso, dijo Karaganov, y quizá el siguiente consistiría en advertir a los rusos étnicos de los países que apoyan a Ucrania de que evacuen las zonas cercanas a instalaciones que podrían ser objetivos nucleares.

Si eso no funciona, Karaganov sugirió un ataque nuclear ruso contra Polonia, alegando que Washington no se atrevería a responder de la misma manera para proteger a un aliado de la OTAN, por temor a desencadenar una guerra mundial.

«Si construimos la estrategia adecuada de intimidación e incluso de uso de la misma, el riesgo de un ataque nuclear de represalia o de cualquier otro tipo en nuestro territorio podría reducirse al mínimo», afirmó. «Sólo si un loco que odia a su propio país se sienta en la Casa Blanca, Estados Unidos se arriesgaría a lanzar un ataque ‘en defensa’ de los europeos y provocar una respuesta, sacrificando Boston por Poznan».

El Consejo de Políticas Exteriores y de Defensa, con sede en Moscú, un grupo de destacados expertos militares y en política exterior que incluye a Karaganov, denunció sus comentarios como «una amenaza directa a toda la humanidad».

Mientras los analistas pro-Kremlin planteaban tales hipótesis, Lukashenko, el líder bielorruso, afirma que albergar armas nucleares rusas en su país tiene por objeto disuadir la agresión de Polonia.

Afirmó que varias armas nucleares llegaron a Bielorrusia sin que los servicios de inteligencia occidentales se percataran, y que el resto llegarán a finales de este año. Funcionarios de Moscú y Minsk afirmaron que las cabezas nucleares podrían ser transportadas por aviones de ataque terrestre Su-25 bielorrusos o montadas en misiles Iskander de corto alcance.

Giles, de Chatham House, dijo que el despliegue tenía por objeto «cimentar el control de Putin sobre Bielorrusia» y no ofrecía a Moscú ninguna ventaja militar sobre su colocación en el enclave báltico ruso de Kaliningrado, fronterizo con Polonia y Lituania.

Occidente debería reconocer que se trata de una estratagema «que tiene mucho más que ver con las ambiciones rusas sobre Bielorrusia que con cualquier otra repercusión real sobre la seguridad europea», afirmó Giles.

Bielorrusia, el rehén

Algunos observadores se preguntan si el despliegue en Bielorrusia siquiera se ha producido.

Miles Pomper, investigador principal del Centro James Martin de Estudios sobre la No Proliferación del Instituto Middlebury, puso en duda la afirmación de Lukashenko de que se hubieran transportado armas nucleares a Bielorrusia por vía aérea. Normalmente se transportan por ferrocarril, dijo, y no hay indicios de «los elementos de apoyo que acompañarían a los envíos de armas».

Otros señalan que Rusia podría haber desplegado las armas sin atenerse a los protocolos utilizados en la década de 1990, cuando Moscú quiso demostrar a Occidente que su arsenal nuclear era seguro en medio de la agitación económica y política.

El analista militar bielorruso Valery Karbalevich afirmó que mantener en secreto estos detalles podría ser una estrategia del Kremlin para «ejercer una presión permanente y chantajear a Ucrania y Occidente». Lo desconocido asusta más que la certeza».

Alesin, analista afincado en Minsk, argumentó que Estados Unidos y la OTAN podrían restar importancia al despliegue de armas nucleares en Bielorrusia porque suponen una amenaza difícil de contrarrestar para Occidente.

«El balcón nuclear bielorruso se cernirá sobre gran parte de Europa. Pero prefieren fingir que no hay amenaza y que el Kremlin sólo intenta asustar a Occidente», afirmó.

Si Putin decide utilizar armas nucleares, es posible que lo haga desde Bielorrusia con la esperanza de que una respuesta occidental apunte a ese país en lugar de a Rusia, dijo Alesin.

La oposición política a Lukashenko advierte de que tal despliegue convertiría a Bielorrusia en rehén del Kremlin.

Mientras Lukashenko ve esas armas como un «paraguas nuclear» que protege al país, «convierten a Bielorrusia en un objetivo», dijo la líder de la oposición exiliada Sviatlana Tsikhanouskaya, que intentó desbancar al líder autoritario en las elecciones de 2020 ampliamente consideradas fraudulentas.

«Le estamos diciendo al mundo que se necesitan medidas preventivas, presión política y sanciones para resistir el despliegue de armas nucleares en Bielorrusia», dijo. «Lamentablemente, aún no hemos visto una reacción firme de Occidente”.

Agencia AP

PB

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