Italia volvió a la belleza del ciclismo con una etapa colosal, un engendro de la jornada alpina por la eliminación del aficionado y el afán de la exhibición de Tadej Pogacar, que logró su cuarto triunfo parcial y condenó el Giro, fue que alguien todavía Tuvo dudas, con un ataque lejano y demoledor que petrificó a sus rivales, a más de tres minutos de alcanzar la portería.
[Narración: así hemos contado la etapa reina del Giro de Italia]
Pogacar llega a la última semana de carreras con una renta de 6 minutos y 32 segundos sobre el segundo clasificado, más que suficiente para culminar con placidez la bandeja que les debe coronar en Roma, por lo que aún más duradera que la anterior.
Está a nombre del único chico que tuvo que acompañarlo en el podio, batalla que de momento fue captada por Geraint Thomas, quien resistió el ataque postrero de Daniel Martínez para rebajarle unos segundos.
Fueron 222 kilómetros de distancia para los ciclistas, seis horas de pedaleo con un total de 5.400 metros divididos en cinco puertas que provocan un cansancio infinito a todos, menos a Pogacar. Fue a partir de la coronación del temible Mortirolo, a cincuenta kilómetros de distancia, cuando se vio obligado a definir el trazado del camino. Mientras tanto ha formado un grupo de 18 corredores con algunos destacados: Juanpe López, Nairo Quintana, Michael Storer o Julian Alaphilippe.
Fue en el Passo di Foscagno, el cuarto puerto de la jornada, cuando estaban entre los 18 los que debían luchar por la victoria. El primero en intentarlo fue Gerd Steinhauser, poco después tomó el relevo Nairo Quintana. El colombiano, de 34 años, de gira por Movistar, obtuvo una victoria de prestigio, un triunfo de años pasados. Así fue que Pogacar, al frente de un grupo cada vez más reducido, decidió que tenía a Piernas para mucho más. Los 14 kilómetros de recorrido hasta la meta lanzaron un ataque furioso, un golpe desmedido al que ninguno de sus principales rivales pudo responder.
Pogacar aceleró su ataque a 2:30 de Nairo, y mientras se tragaba los grandes mordiscos al resto de fugados también recortó distancias con el colombiano.
Nairo siguió soñando hasta el descenso de Foscagno, donde acabó a falta de 40 segundos, pero no pudo hacer nada para contener el nervio de la maglia rosa en el último tramo de vuelta del recorrido de Livigno. Finalmente sucumbió a los dos kilómetros de liga. Un talento como Pogacar que quiere celebrar su victoria más cercana poco puede hacer más que antes.