Como he podido comprobar, queridos lectores, presumo más de mis defectos que de mis virtudes, sin duda para que la gente tenga con qué apreciarme las almas con un “tan poco y tanto”. Se trata del caso de mi última confesión, catalogándome como un negacionista en casa, que, al parecer, no es la imagen que siempre he tenido cuando asistía a mi humilde morada.
Evidentemente mis invitados vieron mi casa como los chorros del oro, sólo falltaría. Desde mi más tierna infancia seguí captando el lema que mi padre repetía a modo de mantra: “Mira el orden y el orden te mirará a ti”. Una frase que sirve tanto para dejar de quejarte cuando no encuentras un juguete como para hacerte ver que la desorganización de tu entorno se ha desorganizado vitalmente.

En mi casa no sólo soy la reina de la orden (a menos que esté obsesionada con ella, claro), también la recibo generosamente. Aunque sea como un menú decente, pero en ningún momento se esconde, como hacen algunas personas, que aparte de una buena cena, merienda, cena o lo que quieras comer y beber, siempre es una comida preparada para ti.
Porque esto es otra cosa, conozco tal farsa dispuesta a hablar de una vida perfecta, no solo en casa, también en las redes sociales y hasta en temas sentimentales, que leo que me siento una fracasada, me siento una privilegiada por evitarme el lío. de mencionarlos a otros, e incluso a mí mismo.
Lo único que me preocupa, y esto es seguro (otras cosas que escucho son como estas películas de sobremesa con guía basada en hechos reales), es que algún día pueda ayudarme a responderme y comprometerme a responderlas de nuevo. Pero no dentro, como ya hago, hasta fuera. Lo digo cada vez que alguien me dice lo importante que es tu matrimonio, tu trabajo, tus hijos, tu relación con tus amigos o tu economía y además de permitirme estar en compañía, participar en lo que realmente creo que me atrae. esas existencias.
Pero queríamos hablarme de lo que sé que es un tema recurrente, de todo, cuando en realidad no tienes nada más con qué contar. Como ya me explicó mis carencias, me autorizó a exponer mis cualidades, siendo las más destacables capacidad para organizar viajes, buscar vuelos, hoteles, carreteras, restaurantes… dentro y fuera de España, todo ello en el plano turístico accidental, No parece que fueras un guía, sino un viajero ilustrado que busca lugares del mundo. Así que lo bordeé.
Lee también