España puso un pie en la Luna y otro más allá. No solo ha pasado, por primera vez, una ronda eliminatoria en un torneo internacional, sino que peleará mañana (10 de la mañana, RTVE) contra Suecia en la semifinal de un Mundial. Un hecho sin precedentes, pero que sienta las bases de todo lo que se aspira ya en el futuro.
Un futuro en el que se desdibujan los nombres de las futbolistas que firmaron aquella carta en septiembre de 2022 en la que pedían cambios en el seno del equipo y renunciaban a jugar con la selección hasta que estos no se llevaran a cabo. Tres de aquellas firmas se levantaron con una tregua para participar en este Mundial. Pero hay doce de las que pocos se acuerdan, salvo tras la derrota ante Japón, porque hay nombres que están diciendo mucho en los estadios de Nueva Zelanda.
Y ponen en una tesitura grande al futuro de esta selección, que cuenta con un plan por parte de Jorge Vilda y plantel capaz, como se ha visto, de ofrecer diferentes recursos en cada momento para desequilibrar la estrategia al rival (Suiza), y de buscar soluciones hasta hallar el método que desatasque las oportunidades a favor (Países Bajos). Hay promesas que ya dan sus frutos hoy: Athenea, Salma; y convicciones personales que han demostrado estar a punto para la ocasión: Tere Abelleira, Alba Redondo, Laia Codina. Incluso apuestas algo más arriesgadas que han hecho enterrar el pasado, como Cata Coll.
Actuaciones que ponen en aprietos a los entrenadores de los clubes para la próxima temporada por lo bueno que había antes y por lo bueno que hay hoy. Actuaciones que también serán un bendito problema para futuras convocatorias. El presente y el pasado en una extraña mezcla de la que todavía no se quiere hablar.
Se hacen fuertes las que están y disfrutan de un sueño que se ha tardado años en conseguir. Están a dos pasos de un éxito que germinó hace muy poco y que florece con ellas. Si a los chicos les costó años de decepciones romper esa barrera de los cuartos (no llegó hasta la Eurocopa 2008 y después el Mundial de 2010), a ellas les ha costado tres citas intercontinentales tras la de 2015 y 2019, y las Eurocopas de 2017 y 2022. En apenas una década, se ha pasado de no creérselo a salir convencidas al campo; de no poder culminar las victorias en tiempos extra y prórrogas, a sentenciar que no había dudas de que no se llegaría a los penaltis ante Países Bajos. «Estaba convencida de que marcaríamos antes», decía Cata Coll; «en este tipo de partidos hay que tirar más de corazón que de cabeza. Y aquí hemos tirado muchísimo de corazón», explicaba Alba Redondo; «en todo momento teníamos muy claro que podíamos seguir llegando, llegando y ha llegado; se hablaba mucho de dónde podríamos llegar con este equipo; y estamos en semis», decía Jenni Hermoso.
Y mientras se celebra un hecho trascendental en el fútbol (sin apellido) nacional en el invierno neozelandés, es verano en España. Y ha pillado a todo el mundo de vacaciones. También a las que firmaron y se retractaron y las que permanecieron en pie con la carta en la mano, que atienden otros compromisos alejados del fútbol que despliegan sus compañeras en las Antípodas. Incluso las excluidas a última hora de la lista escenifican que están a otra cosa, indiferentes al Mundial.
Hay fotos de playas, sonrisas, flotadores, diversión y viajes en los mensajes que despliegan en sus redes sociales, pero ninguna mención a sus compañeras o aplauso público más o menos sutil hacia este éxito que ellas también contribuyeron a gestar con su presencia en otras convocatorias, en esos otros éxitos del día a día que explotan hoy en el Mundial. Si acaso, una felicitación en forma de retuit para una compañera de equipo que celebra los goles en este torneo con otro país.
Tampoco sus homólogos masculinos han sido demasiado efusivos de cara a la galería. Como ellas, han estado centrados en la vuelta al cole de sus equipos, presentaciones en los nuevos clubes y también en las despedidas de sus excompañeros, como la de Buffon y la de David Silva. Es verdad que todavía la selección femenina no ha conseguido besar la Copa, y llegarán las felicitaciones. Pero está a dos pasos y hace otros dos que rompió una barrera tan psicológica como la que atravesaron ellos en 2008. Pero el verano austral puede cambiar el resto de veranos en la selección.